miércoles, 20 de marzo de 2019

‘Batman: Grotesk’ cuando el exterior acaba mostrando el interior

Una serie de macabros asesinatos asola Gotham, victimas deformadas u quemadas. El murciélago ha encontrado un nuevo monstruo para su colección. Y viene acompañado de problemas extras, que hablan ruso y japonés.

Durante la época en la que Grant Morrison revolucionaba al caballero oscuro, otros autores también aportaban su granito de arena, por ejemplo Paul Dini, que dejo una etapa inolvidable en Detective Comics. John Ostrander y Tom Mandrake fueron uno de estos equipos. Ambos autores con solvencia de sobra probada, crearon en ‘Grotesk’ una historia que devolvía a Batman a las calles a luchar contra criminales, sin grandes mentes criminales ni desafíos sobrehumanos. Tan solo el viejo y humano ansia por el dinero y el poder.

EL DETECTIVE ANTES QUE EL SUPERHÉROE

Ostrander es un escritor veterano, y sabe que una mala historia de Batman es difícil, y que una buena cuesta mucho. Por eso aplica una regla que ha usado siempre, el personaje establece el tono. En series corales como su Escuadrón Suicida los personajes eran lo más importante, y su desarrollo era lo que marcaba las tramas. En este caso cuenta con el mejor detective del mundo, y lo pone a trabajar duro. Pruebas, pistas, conexiones, antecedentes, motivos, medios, todo el repertorio de una buena historia de investigación, pero sin olvidar algo que define a Batman, es un hombre de acción. Ni siquiera se deja en el tintero a Bruce Wayne y su vida.

Todo es usado en su necesaria cantidad para dotar a la historia de fuerza, de empaque como misterio y como aventura. Pero si el héroe esta definido, el villano es alguien nuevo, y hay que rodearlo de misterio, de perseguidores que tienen motivaciones propias, de un mundo anterior a su transformación. Grotesk es tridimensional, y eso lo hace un personaje poderoso, abusar de él sería fácil, pero no cae en la tentación, un buen villano solo aparece lo necesario, y Ostrander lo sabe hacer muy bien.

UN DIBUJO ENTRE EL TERROR Y LA ACCIÓN

Si la historia es solida, y funciona, el arte es del soberbio dibujante Tom Mandrake, siempre afiliado en la mente del que escribe estas palabras a DC Comics. El americano ha demostrado ser un gran ilustrador de terror y de lo sobrenatural durante su carrera, su etapa en el Espectro es más que notable, y eso se traslada a un personaje que en sus manos adquiere un halo casi monstruoso, por momentos Batman es una gárgola que acecha en las sombras, con hombros acabados en garras, como si de un murciélago humano real se tratara. Con una narración ágil que destaca en el sentido del movimiento, con líneas que conducen al lector a través de las viñetas y las paginas con sencillez. Cada pagina posee una dirección que los trazos del dibujo marcan con facilidad, que los ojos siguen sin dificultad, algo mucho más difícil de lo que pueda parecer.

Todos recordaremos siempre el maravilloso trabajo de Morrison para renovar y reenergizar a Batman, pero no debemos olvidar que su esencia siempre ha sido la del detective, y los grandes veteranos como Mandrake y Ostrander, y también Paul Dini por ejemplo, nunca lo hacen, y en cada ocasión que tienen dejan claro, que es el mejor sabueso del mundo.

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