viernes, 29 de diciembre de 2017

Crítica de ‘Black Mirror: Hang the DJ’: Una triste canción de amor

Black Mirror: Hang the DJ (Netflix)

Crítica de ‘Black Mirror: Hang the DJ’: Una triste canción de amor

Análisis de ‘Black Mirror: Hang the DJ’, episodio de la temporada 4 de ‘Black Mirror’. Esta crítica no contiene spoilers sobre el capítulo.

Black Mirror: Hang the DJ‘ es uno de los episodios más irregulares -y no por su calidad, porque es casi perfecto- que tiene la serie creada por Charlie Brooker y cuya temporada 4 está a punto de llegar a Netflix. ¿Por qué digo que es “irregular“? Porque la historia presentada por el propio Brooker y dirigida con precisión y elegancia por Timothy Van Patten va dando palos de ciego de forma consciente para acabar arrojándole al espectador una triste canción de amor.

‘Black Mirror: Hang the DJ’ te dice a quién, cuándo, dónde y por qué amar a una persona específica. Y lo más cruel: durante cuánto tiempo.

Me ha costado mucho elegir el titular de esta crítica. Muchísimo. Soy un amante casi enfermizo de todo lo romántico y creo firmemente en que el amor es la única salvación que le queda a la raza humana para afrontar una vida en la que se nace para morir. Por eso ‘Black Mirror: Hang the DJ‘ es uno de los capítulos de ‘Black Mirror‘ que más me han fascinado. Y por eso creo que “triste canción” es el titular que mejor le venía al caso de la historia que os voy a contar. Lo haré sin spoilers. Solamente os daré los motivos necesarios para ver este capítulo de ‘Black Mirror‘ y que vosotros saquéis vuestras propias conclusiones. Este no es un episodio que se daba y pueda analizar. Es, como el amor, una experiencia que simplemente debéis sentir. Limitaros a eso.

Black Mirror: Hang the DJ (Netflix)

Black Mirror: Hang the DJ‘ propone el siguiente ejercicio. Imaginad que algo o alguien os dice a qué persona debes conocer y con la que debes estar. Ahora imaginad que, antes de empezar esa relación obligatoria, algo o alguien os dice cuánto tiempo vas a permanecer obligatoriamente a su lado. Y, por último, imaginad que, a pesar de tus sentimientos y de lo que verdaderamente deseas como ser humano, no puedes hacer otra cosa que esperar a que la cosa termine y, después, esperar al siguiente. Siguiente… Y al siguiente…

La podredumbre del amor justificada a través de la modernidad líquida frente a la realidad: la crisis del hombre moderno occidental y el fracaso de la raza humana.

Esa vorágine de decrepitud, decadencia y podredumbre sentimental es la que, aunque no lo creas, estamos viviendo en la actualidad. La mayor parte de los seres sociales que vivimos en la cultura occidental hemos permitido que el amor o las relaciones se conviertan en un self service opresivo en el que todo se reduce a algo físico y caduco. Uno entra a Tinder, ve a un chico o una chica que le gusta físicamente, le da un like, recibe un match, quedan, tienen o no relaciones sexuales y se van. En ocasiones pueden o no empezar una relación sentimental. Pero son muy breves.

Black Mirror: Hang the DJ (Netflix)

El amor se ha reducido a una escapada. A unas vacaciones. Muchos abogan por plantear que su bandera es vivir bajo los parámetros o paradigmas planteados por Zygmunt Bauman en su modernidad líquida. Hay películas como ‘Solo contra todos‘ (1998) que incluso defiende y argumentan tales propósitos. Pero Michel Houellebecq, en todos y cada uno de sus libros, ha hecho más por analizar la verdadera naturaleza del alma humana y la corrupción del hombre moderno en el mundo en el que vivimos. El novelista francés, repudiado por muchos por su fragmentado arquetipo de escritor maldito y su marcada tendencia xenófoba, prevé un futuro abocado al fracaso precisamente por esto. Por permitir que el amor se convierta en un objeto más dentro de una sociedad mercantilista. Un valioso y pretendido objetivo que se logra siguiendo unas pautas.

Conclusiones…

Black Mirror: Hang the DJ‘ es un relato durísimo sobre este asunto. Es la triste canción de amor que Charlie Brooker ha compuesto para unos espectadores que verán más un ‘In Time‘ romántico-sexual que sus propias vidas reflejadas en la pantalla. Sin embargo, por suerte y por fortuna, el clímax del episodio y su estrambótica consecución dejan la puerta abierta a ese amor que forma parte del destino. Para mi gusto, innecesario. Y muy mal completado. Charlie Brooker no se ha atrevido a llevar a última instancia la realidad. Es cierto que acaba incluso justificando el amor a través de ese intercambio tecnológico de datos. Reduce el amor a dos números. A un código binario que podría también estar implementado en nuestras células. Pero no remata la triste canción de amor para devolvernos la esperanza de los buenos tiempos. 

Para leer el artículo completo sigue el enlace Crítica de ‘Black Mirror: Hang the DJ’: Una triste canción de amor

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