miércoles, 27 de enero de 2016

Cine Geek

Una vez más, nuestros redactores deciden cuál fue su peor película de 2015. Ojalá llegue el año en que nos cueste escoger películas para la lista, pero lo cierto es que lo que nos ha costado es elegir cuál de ellas era la más mala. Hay muchísimas películas de vergüenza ajena que se han quedado fuera (como Cincuenta sombras de Grey, por poner un ejemplo digno de mención), pero aunque pueda parecer mentira, ha habido películas peores que esas. Aquí las tenéis.

Annie

Es fácil adivinar que el objetivo de esta película es adaptarse a los nuevos tiempos; sin embargo, la constante reiteración de este empeño acaba por resultar absurda, cargante y vergonzosa. Dirigida con un torpe dinamismo y una tremenda falta de rigor hacia el espectador, a quien le es imposible tomarse en serio nada de lo que presencia en pantalla, Annie acaba siendo un remake demasiado materialista y fallido. — Juan Prieto

El niño 44

Basada en el famoso libro de Tom Rob Smith, El Niño 44 (Daniel Espinosa, 2015) quiso abarcar demasiado. Había momentos en los que uno no sabía si estaba viendo un thriller de espionaje, un drama amoroso o una película de suspense sobre un asesino de niños. Las tramas están mal entrelazadas; los actores bastante desaprovechados (aparecen y desaparecen sin más, caso sangrante el del personaje de Gary Oldman); escenas de peleas imposibles de seguir por el espectador por la falta de pulso en la dirección de Daniel Espinosa. Una lástima que ni siquiera Tom Hardy y Noomi Rapace sean capaces de levantar una película que prometía más de lo que fue. — Daniel Montero

Tracers

Tracers es una película decepcionante, con poco o nada positivo que destacar, un cúmulo de tópicos, un guion visto hasta la saciedad punto por punto y una coreografía de parkour que solo cumple en los primeros 10 minutos. Cualquier vídeo de 15 segundos del Instagram de un freerunner profesional os dejará más satisfechos y maravillados. Incluso de ese chaval de 11 años que sube sus vídeos a YouTube. Mediocre. — Herminia Páez Prado

El destino de Júpiter

Hermanos Wachowsky, quién os ha visto y quién os ve. De la mano de los creadores de la inolvidable Matrix llega este pestiño de guion estúpido y actuaciones risibles (incluyendo la del recientemente oscarizado Eddie Redmayne, que parece un vampiro asmático), por no hablar de los efectos visuales que están a la altura de los Episodios I a III de Star Wars en cuanto a cutrez y parecen sacados de los 90. Esta historia de una limpiaváteres anodina que no sabe que es la reina de un planeta lejano hace aguas por todas partes. La protagonista (Mila Kunis) se limita a observar a su alrededor con cara de boba mientras el maromo de turno (Channing «caracartón» Tatum) la va salvando de los aliens y otras amenazas varias. Cada vez nos va quedando más claro que lo de Matrix fue un golpe de suerte, pues el talento de estos dos no se encuentra por ninguna parte desde su blockbuster de 1999. — Beatriz Tirado

Extinction

La cantidad de películas cuyo guion se basa en la extinción de la raza humana a manos de una causa que la hace mutar para transformar a las personas en seres monstruosos de los que intenta escapar una minoría de supervivientes ha cumplido su cupo con creces. Hacer más y más películas de argumento incoherente y conclusión poco clara no tiene mayor utilidad que la de sacarle el dinero a un público aburrido que no sepa qué película elegir en el cine, a causa de que la calidad en la cartelera del momento sea mediocre o porque el espectador busque algo con que entretenerse sin un objetivo más allá de pasar el rato. Un rato, en mi opinión, demasiado caro para lo que se le va a ofrecer. — Gemma Vegas

Ma ma

A veces, aunque no sea lo habitual, hay películas que nada más ver sus primeras imágenes uno puede ya asumir con toda seguridad si aquello irá bien o irá mal. Algunas hasta se te clavan en la memoria. Medem, antaño un director, cuanto menos, respetable, lleva ya cuatro películas consecutivas dándonos eso. Quizá sea culpa de la herencia, de sobre todo la inefable Caótica Ana, el tener una predisposición negativa. Lo que no es culpa de la herencia es este catálogo de imágenes perdidas a la deriva, a la espera de ser corregidas una a una. Así, como hay ejemplos de obras que viven de secuencias por encima del todo, Ma ma tiene un álbum de cromos de secuencias para dar y tomar: la aparición de Luis Tosar, los momentos del campeonato de fútbol, las imágenes por ordenador y su envoltorio de poesía forzada. Estos melodramas son muy comunes en Estados Unidos, donde ya muchos de ellos se acababan viendo a medianoche o a la sobremesa. — Carlos Laullón

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