Parece que en los últimos años el género musical ha empezado a revivir entre los intereses del público, empujado por la exitosa Glee, que echa ahora el cierre tras su sexta temporada. Dando la nota (Jason Moore, 2012) consiguió con una protagonista «alternativa» que quería ser DJ y muchos mash-ups cantados a capela conquistar la gran pantalla. Tres años después, Elizabeth Banks retoma los personajes de la primera película en Dando la nota: Aún más alto (2015). En esta secuela, las Barden Bellas llevan los últimos tres años ganando el campeonato nacional y por eso se ganan el honor de actuar ante el presidente Obama. Como no podía ser de otra manera, en medio de esta actuación, posiblemente la más interesante y divertida de toda la película, Amy la Gorda comete una indiscreción que hace que caigan en desgracia. ¿La única manera de salvar a las Bellas de la extinción? Ganar el campeonato mundial de canto a capela.
La película empieza tres años después de los acontecimientos de la primera película con unas descafeinadas Bellas reconvertidas por algún extraño motivo en hermandad universitaria. Tras graduarse el personaje de Aubrey (Anna Camp), uno de los que más hacía de contrapunto en la anterior, la fuerza del grupo se desinfla, los personajes que se mantienen no consiguen nuestra atención y ya no resultan tan divertidos ni tan sorprendentes como antes, sólo un grupo de chicas que están allí porque alguien tiene que estar además de la protagonista y Amy. La premisa de la película, que impide nuevos miembros en la ficción, impide también un cambio generacional interesante que podría haber añadido aire fresco entre los personajes ya existentes. Sin embargo, sólo introducen una brisa más bien calentorra y aburrida, que más que aliviar aumenta el sopor, de la mano de Hailee Steinfeld (Begin again, El Juego de Ender), quien hace su papel más insípido hasta el momento, y eso ya es decir.
Pero no sólo el grupo como tal pierde fuerza, la mayoría de los personajes, empezando por Beca (Anna Kendrick), pierden fuelle y profundidad… y no es que en la primera película tuvieran demasiada. Nuestra protagonista nos hace «un Avril Lavigne» cinematográfico, renuncia a su lado «alternativo», sus uñas negras y sus ojos ahumados y se vuelve otra de tantas niñas monas. No sólo su aspecto se pierde, sino que el carácter decidido que tenía en la primera película también desaparece y la subtrama de sus prácticas está tan cogida con pinzas que resulta imposible empatizar con sus dificultades en el trabajo de sus sueños (que tampoco es ser DJ ya). El protagonista masculino, Jesse (Skylar Astin), ya moderadamente importante en la primera película, pasa a tener directamente un rol de apoyo comparable a los clásicos papeles de la novia del héroe que sólo aparece para decirle «a por ellos, tigre». Y de la pareja secundaria mejor no hablamos: insípida, aburrida, floja y ñoña. Por otro lado, reducidos los Treblemakers a segundones sin interés, vuelve la afición estadounidense por los antagonistas nórdicos y los alemanes. Das Sound Machine, el grupo a capela alemán antagónico, es el grupo menos rubio y más comunista del mundo. La bien engrasada máquina (comunista) alemana (que nos lo dejan claro con el nombre, por si acaso, «la máquina del sonido») va uniformada de negro y se mueve en perfecta sincronía. Poco interesantes y avocados claramente al fracaso desde el minuto uno, poca más mención merecen. Cabe destacar, sin embargo, la escena en que representan la famosa fotografía Alzando la bandera en Iwo Jima al final de una canción. Ilógico e innecesario.
Lo que sí se puede decir de Dando la nota: Aún más alto es que como comedia funciona, no se toma en serio a sí misma y eso ayuda a que el espectador se relaje y la acepte como lo que es: un entretenimiento sin pretensiones con muchos juegos de palabras y un humor bastante escatológico. Y es que la película sabe darle a su público lo que viene buscando: más tiempo de Amy la Gorda (Rebel Wilson) en pantalla y mash-ups pegadizos de canciones conocidas. De hecho, esta película ya podría haber sido Dando la nota: Amy la Gorda aunque quizá se lo estén reservando para la tercera película, confirmada por la propia Wilson ya antes de que se estrenara la segunda. No sabemos si nos harán «un Gru», se desharán de la protagonista y se centrarán totalmente en «la minion» de la saga, pero quizá sea lo mejor.
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