sábado, 29 de agosto de 2015

Cine Geek

Amparada por el enorme éxito de Las aventuras de Tadeo Jones (Enrique Gato, 2012) nos llega Atrapa la bandera, la nueva apuesta de animación española que llega dispuesta a igualar en crítica y recepción (y taquilla) al anterior trabajo de su director Enrique Gato. En esta ocasión, asistimos a la carrera contrarreloj de un grupo de niños capitaneados por un antiguo astronauta para evitar que un malvado magnate se haga con el control total de una nueva fuente de energía en la luna, repitiendo así el esquema de película de aventuras para toda la familia de su predecesora. No seré yo quien reniegue a estas alturas de este tipo de planteamientos infantiloides, pues si algo ha demostrado la animación de los últimos años es que es posible abordar una historia de la que tanto los niños como los adultos que los acompañan a la sala puedan sacar una lectura propia y acorde a sus edades bajo un planteamiento, a priori, claramente “para niños”. Aderezado con una animación de primer nivel, se puede hablar de un auténtico boom de la animación que ha generado auténticas joyas del séptimo arte, y en España también hemos querido formar parte de él. El problema de Atrapa la bandera es que se queda en la forma y olvida completamente el contenido.

Atrapa-la-bandera
La película cuenta la historia de Mike Goldwing, un niño de 12 años con una afición a los deportes extremos que le viene de familia, pues tanto su padre como su abuelo son astronautas que trabajan para la NASA. Sin embargo, los Goldwing tienen una maldición que parece pasar de generación en generación, al no poder cumplir el sueño de todo astronauta de poder ir a la luna teniendo la ocasión delante de sus narices. Dicha maldición se romperá cuando Mike y su abuelo, acompañados por Amy y una mascota lagarto, se vean obligados a viajar a la luna para parar los pies a Richard Carson, un multimillonario que busca en la luna un yacimiento de Helio 3 que poder explotar de forma exclusiva bajo la excusa de desmentir que el hombre haya puesto alguna vez el pie en el satélite, y para ello necesitará destruir la famosa bandera estadounidense clavada por Neil Armstrong.

Con un conflicto generacional, un villano sin escrúpulos, secundarios cómicos y una animación que puede mirar a la cara a la animación estadounidense sin sentir vergüenza, ¿qué puede salir mal? Pues que la película no pasa de ahí, no se atreve a ser valiente y se acurruca en una zona de confort que, si bien puede funcionar en los primeros minutos, acaba navegando en el más soporífero de los tedios. Hay secuencias frenéticas, hay chascarrillos a tutiplén y hay hasta un mensaje de hermanamiento global, pero el guión no pasa de rascar la superficie, de mostrar sin usar ningún recurso que vaya más allá del puro cliché para ilustrar su mensaje.

Por decirlo de otra manera, Atrapa la bandera es un adulto hablando a un niño con voz melosa, como si pensara que el infante que tiene delante fuera idiota. Es la típica tía que llevas años sin ver y que cuando te ve te habla como si siguieras teniendo cinco años. Eso es lo que hace la cinta, se agarra a la frase de “a los niños lo que les gusta es…” y no se rompe más la cabeza. Ese es su gran error y el que provoca que las comparaciones sean  tan odiosas y se ensañen con los personajes de una manera brutal. Marty, por ejemplo, el amigo gordito y gracioso del protagonista, y que es un auténtico genio de la tecnología, es un personaje por el que acabarías pagando por que no volviese a abrir la boca. Es el estereotipo de personaje gracioso, pero para la película ser el personaje gracioso significa tener que apostillar cada acción con una frase ocurrente y repetir hasta el hastío palabras como “mola”, “chulo” o “pasada”. Del mismo modo, Amy, al ser el único personaje femenino y prepúber, parece condenada a ser tosca, inestable y a estar siempre pegada a su smartphone (de batería ilimitada).

atrapalabandera
Pero la cosa no queda ahí. El principal complejo (porque habría que llamarlo complejo) de la película radica en su desmesurado carácter de americanada. Atrapa la bandera, no olvidemos, es una película de animación española en el que todos sus personajes son estadounidenses y hacen cosas de estadounidenses para salvar una bandera estadounidense. Salvo el personaje de Amy, que sabemos que es de raíces latinas por sus apellidos y su familia de tropecientos miembros (tal y como os lo cuento), el resto no se diferencian en nada del prototipo de personaje de Hollywood.

El resultado de todo esto acaba materializándose en un cascarón de película tópica y típica que en su interior tampoco guarda mayores virtudes. Sí, la animación es de primer nivel, pero el resto cojea por todas partes, o peor aún, está terriblemente desactualizado. Quién sabe si al estrenarse el mismo año y a escasos meses de la maravillosa Del revés le ha hecho un flaco favor a la cinta en cuanto a odiosas comparaciones, pero sería importante tener en cuenta que, ahora que en la animación española ya dominamos la forma, podemos ponernos a trabajar un poquito más en el contenido.

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