miércoles, 28 de febrero de 2018

Impresiones de un traidor: Brainiac, el villano que permanece

A lo largo del tiempo un personaje cambia, es inevitable. Los años años pasan, los autores van y vienen, el mundo evoluciona y los héroes deben adaptarse a ello. Algunos lo hacen mejor y otros peor, en ocasiones las editoriales aciertan (como con Campeones de Marvel Comics) y otras lo intentan pero no llegan a lograrlo (me remito al hecho de poner a Superman con vaqueros y un poco de maquillaje).

Lo que es cierto es que es algo que sucede y es bueno que así sea. No tienen sentido los purismos, y en el mundo del cómic hay muchos (y demasiados puristas). Pretender que algo permanezca siempre igual solo logra hacer que un producto se pierda, se olvida y finalmente de ese olvido pase a no existir. No es buen destino para justicieros y villanos que llevan décadas entre nosotros.

Una buena forma de adentrarse en este largo recorrido es con los tomos que desde hace tiempo está lanzando ECC Ediciones; por un lado con 75 años para los superhéroes, con nombres como Capitán Marvel o Flecha Verde, y para los enemigos de estos en la colección llamada (muy acertadamente) Pura Maldad.

En esta ya han hecho aparición Lex Luthor, Joker, Dos Caras, Harley Quinn… Una lista que se va ampliando y que entre sus últimos integrantes tiene a Brainiac, el malvado alienígena concebido por Otto Binder y Al Plastino a finales de los años cincuenta, y que desde su primera aparición ya demostró que iba a ser uno de los malvados que iba a permanecer para siempre.

Fue en 1958 cuando entró en la vida de Superman, como un alienígena que coleccionaba ciudades a las que empequeñecía y después metía dentro de una botella. Un argumento muy en la línea de la ciencia ficción y el absurdo que poblaban los cómics en aquella época, consecuencia directa de la publicación del libro La seducción de los inocentes y todo lo que ello provocó.

Esta idea inicial amplió de un plumazo toda la mitología del héroe, al hacer que una de estas localidades secuestradas fuera Kandor, capital de Krypton, que se convirtió a la vez en una alegría y una carga para él. Alegría al saber que no todo su planeta había desaparecido en el espacio, y pesar por su incapacidad durante mucho tiempo de lograr que recuperara su tamaño normal.

Su primera aparición es solo una de las muy bien escogidas historias, ya que también se incluyen otras imprescindibles como la conversión a un temible ser cibernético que sucedió en el Action Comics 544 de 1983. Este era el primero de una trilogía en al que el malvado dejaba atrás cualquier rastro de bondad (¿podemos decir humanidad?) y se convertía en una maquina por dentro y por fuera.

Fue en la época previa a las Crisis, pero después de estas también volvería de la mano de Roger Stern, con George Perez a los lápices, en una inolvidable historia que actualizaba al villano, a la par que le devolvía al lugar que merecía, y que sencillamente se llamó La trilogía de Brainiac. Presentando un renacimiento en toda regla, como se había hecho poco más de un lustro antes (y teniendo más de un lazo con esto mismo).

El tiempo sigue pasando y el personaje sigue cambiando. Salta de los cómics a la pequeña pantalla, en acción real y en dibujos animados, crece y se transforma hasta un ser de poder inimaginable en Convergencia. No es el final, claro está.

Y es que al igual que el Joker, y al igual que el Diablo, Brainiac siempre vuelve. Distinto rostro, distinto cuerpo, distinto aspecto, pero siempre Brainiac.

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