Comienza una nueva época para la Princesa Amazona. Steve Orlando toma el mando de la historia de Diana de la única forma que sabe, buscando las fuerzas del personaje. ¿Qué ocurre tras encarcelar a un villano? ¿Qué otros dioses batallan en este mundo? ¿Hasta donde llega la verdad en una causa violenta? Sin respuestas fáciles, así arranca esta nueva etapa de Wonder Woman en DC Comics.
Si la estancia de James Robinson ha traído altibajos a la serie, sobre todo tras el gran inicio de Greg Rucka, le toca a Steve Orlando recuperar, como mínimo, una línea más terrenal para Wonder Woman. Pero toma el testigo con orgullo y firma un inicio brillante. Sin batallas, sin héroes, sin villanos, sin grandes misiones, sólo con personas. Porque uno de los puntos más importantes de Diana, es que tiene que equilibrar muchas facetas en su vida, y eso no lo hace con superpoderes, si no con sus emociones. Una redención, no por el método usual de dar a elegir una visión mejor de su mundo, sino solo a través de una relación personal, de la amistad.
Y si esta primera historia marcaba la línea que Orlando quiere seguir, el resto del tomo muestra que no es casualidad que le hayan dejado un peso pesado de la editorial, sabe encontrar la espectacularidad, el brillo de los héroes y las grandes hazañas. Porque no sobran batallas y grandes enemigos, en este caso con la reincorporación de un héroe que estaba aparcado hasta que alguien lo aprovechara, Aztek. La creación de Grant Morrison y Mark Millar retorna en una nueva encarnación, que no olvida para nada la anterior, la retoma en el mismo punto que termino su antecesor, y con la misma lucha. Y esta vez Wonder Woman y Artemisa la apoyan. Y el plato fuerte no es solo la batalla con un dios, es la reunificación de un pueblo, la recuperación de una leyenda, y sobre todo, la imposición del pueblo sobre la tiranía. Un inicio que mira hacia arriba, y que los lectores seguro que esperan sea una tendencia constante.
UNA NUEVA ÉPOCA CON UN ARTE NOTABLE
Cada uno de estos mini arcos argumentales ha contado con diferente equipo gráfico, pero ninguno desmerece la idea de la serie, brillo, claridad y sobre todo poder. Laura Braga es la que quizás más difícil lo tenía, por contra tan solo con un numero, y ser una historia de conversaciones, de diálogos y no de acción, pero se desenvuelve bien, sin resultar un texto ilustrado ni una carrera por acabar, todo a su ritmo justo. ACO es tal vez el que muchos esperaban con más ganas, y el que se ha llevado el arco más espectacular, con dioses, monstruos gigantes, un templo azteca que habita en 13 espacios, y que se presenta con unas composiciones de página que parece mezclar a Jack Kirby y a Escher. Brillante la puesta en escena de este campo de batalla multiversal y psicodelico. Raúl Allen y Patricia Martin se han llevado los números que más representan a Wonder Woman batallas físicas que demuestran su empeño en lo correcto mezclado con la expresividad necesaria para poder contar y mostrar la verdad de los personajes que luchan por motivaciones, a veces correctos, otras no.
Es una nueva etapa para Wonder Woman, y no sólo para la heroína, para la princesa amazona, si no para la mujer, la persona que hace que todos brillen. Y así es como empieza, con brillo, ya sea de armas y armaduras, o de palabras y actos hermosos. Así es como actúa la amazona, dando ejemplo de lo que es correcto, es un adalid de la verdad, y esta hace libre al hombre.
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