Crónica del 64 Festival de San Sebastián: la intensa dinámica cinéfila
Cinemascomics ofrece las claves de la cita cinematográfica donostiarra
Ya sea por trabajo, placer o ambos aspectos, vivir el cine adquiere un sentido especial en el contexto de un gran festival. Durante su cobertura la realidad es la de los continuos pases de prensa y proyecciones (cuya amplitud exige seleccionar qué títulos van a verse), las colas previas amenizadas por charlas entre compañeros de profesión, las entrevistas a los protagonistas y los profundos análisis posteriores, elementos por los que durante en esas jornadas el acreditado entra en una intensa dinámica que en cierto modo constituye una apasionante dimensión paralela de la que solo sale una vez se anuncia el palmarés. El 64 Festival de San Sebastián ha ofrecido detalles y claves en las que merece la pena ahondar.
Las mejores películas de la sección oficial
El jurado, presidido por el cineasta danés Bille August, determinó que la mejor película, reconocida con la Concha de Oro, fue la china ‘I am not Madame Bovary’, de Xiaogang Feng, obra que destaca por su fuerza estilística. No obstante, resulta inevitable para el cinéfilo indicar los largometrajes más destacados desde su perspectiva personal. A juicio del autor del artículo, ‘Nocturama’, de Bertrand Bonello, figura al frente de la sección oficial a concurso. La obra suscitó una fuerte división de opiniones, sin término medio, y lleva aparejada la polémica por el delicado contexto sociopolítico en el que se exhibe, con Europa amenazada por el terrorismo. El filme alude al siempre espinoso matiz de la violencia juvenil y muestra la preparación de una serie de atentados en París por parte de un variopinto grupo de franceses. El director se detiene en la ejecución del plan, con un largo tramo expuesto con escasas explicaciones y centrado en la coordinación de los personajes, si bien lo que en verdad le interesa es narrar la tensa espera de estos por la noche en un centro comercial cuando ya han cometido la barbarie. Procuran entretenerse y liberarse mientras permanecen atentos a las noticias que trascienden en televisión. Fascina por el planteamiento que revela el desarrollo.
‘Que Dios nos perdone’, premiado por su guión, es un notable ‘thriller’ que conjuga a la perfección el interés que motiva la sórdida trama criminal (referente a la búsqueda de un violador y asesino de ancianas) y el que generan las historias de los inspectores, encarnados por Antonio de la Torre (tartamudo y cuya meticulosidad le convierte en un compañero extraño) y Roberto Álamo (de fuerte temperamento y con problemas familiares). El tono que aporta Rodrigo Sorogoyen se manifiesta en el denso y peculiar ambiente de fondo, vinculado a la realidad española.
‘Lady Macbeth’ incide en la temática centrada en las mujeres que se rebelan contra el sometimiento a los deberes conyugales con el significativo matiz de que la seguridad y el descaro liberador de la protagonista (estupendo trabajo de Florence Pugh) derivan en la amoralidad. Su fuerza lleva a fijarse en los detalles del retrato femenino y en la cuidada composición escénica del director debutante William Oldroyd.
El plano secuencia de la polémica
Todo festival tiene una película de la polémica, y la de esta edición se concentró en el último plano secuencia de la polaca ‘Playground’, a concurso en la sección oficial. El momento impacta y desagrada por su horrible significado, si bien es justo señalar el atrevimiento ‘hanekiano’ de Bartosz M. Kowalski al mostrar con crudeza la incomprensible expresión de maldad y violencia de dos niños. El problema es que su aproximación al tema no aporta nada al espectador.
Sigourney Weaver y Ethan Hawke, Premios Donostia
El atractivo asociado a las películas requiere complementarse con el que implica la presencia de intérpretes y cineastas de renombre. El 64 Festival de San Sebastián reconoció la trayectoria profesional de Sigourney Weaver, mucho más que la eterna teniente Ripley del universo ‘Alien’, y de Ethan Hawke. La actriz presentó además junto a J. A. Bayona y su equipo la esperada ‘Un monstruo viene a verme’ y el actor hizo lo propio con ‘Siete magníficos’, de la que habló en una entrevista conjunta en la que estuvo Cinemascomics. El ‘remake’ del clásico de 1960 interesa por el cuidado con el articula la iconografía del ‘western’ y constituye un correcto entretenimiento de acción a pesar de su previsible desarrollo.
La atracción de las perlas cinematográficas
La sección paralela Perlas (título más que apropiado) engloba una selección de películas destacadas de otros festivales. Su programación conlleva cuadrar la agenda para poder acercarse a ellas sin descuidar las proyecciones de los títulos a concurso. Denis Villeneuve sorprendió con ‘The arrival’, su aproximación a la ciencia ficción, Paul Verhoeven moduló con notable habilidad la comedia negra y el ‘thriller’ en ‘Elle’ y ‘Florence Foster Jenkins’ hizo reír y emocionó gracias al trabajo interpretativo de Meryl Streep, Hugh Grant y Simon Helberg. La estimable ‘Yo, Daniel Blake’, del siempre comprometido Ken Loach, logró el premio del público.
Un monstruo vino al Zinemaldia
Como era de suponer, los pases de ‘Un monstruo viene a verme’, proyectada fuera de concurso, suscitaron un enorme interés entre los asistentes al 64 Festival de San Sebastián. J. A. Bayona vuelve a subrayar su capacidad para integrar emotividad y espectáculo en una historia en torno a las enseñanzas de lo onírico y la fantasía para afrontar el dolor, en este caso el que afecta a un preadolescente por la enfermedad de su madre. El filme, de impecable producción, posee fuerza e implica al espectador sin que moleste el hecho de que el desarrollo sigue el proceso esperado, en especial si se ha visto antes el tráiler.
La sorpresa (a medias) de Vigalondo
Nacho Vigalondo presentó fuera de concurso en el 64 Festival de San Sebastián su película más arriesgada, y el resultado fue tan sugerente como desconcertante. Conviene desvelar lo mínimo del argumento de ‘Colossal’, que articula un llamativo cruce genérico por la originalidad mediante la que introduce elementos de las ‘monster movies’ en la historia de una treinteañera en crisis (Anne Hathaway). Poseía potencial para convertirse en un poderoso título de culto, pero sus evidentes problemas de desarrollo, consecuencia del brusco cambio de actitud de un personaje clave, merman el efecto. No obstante, se agradece su imaginativo planteamiento.
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