Reseña de Lazarus. Cónclave. ¿Eres de quien te concibió, o de quien te construyó?
Las familias se reúnen, nuevas amenazas se vislumbran entre copas de champan y conversaciones susurradas, y Forever Carlyle tendrá que decidir entre su sangre o su “clase”.
Greg Rucka expande un poco más su universo futurista añadiendo al resto de familias, ampliando las tramas a la política y las intrigas del poder. ‘Lazarus. Cónclave’ eleva la dificultad, los problemas, y la intriga de la historia, y prepara algo mucho más grande que está por venir.
Jonah ha escapado, su intento de golpe de estado ha sido desmontado. Ha sido traicionado por su hermana y busca refugio en territorio enemigo. Así es como Ruck empieza este nuevo arco argumental donde nos adentra en otro de los universos de su mundo, el de la aristocracia, el de los tejemanejes que dominan el mundo y deciden el destino de todos, el de los grandes Señores. Forever conoce poco de este mundo, pero aprende que no hay piedad entre los poderosos, pero también que los de su clase, los Lazarus, existe un lazo, un vínculo. No son como el resto, son parte de la familia, a veces una herramienta, a veces una parte importante de los señores, pero ante todo, son un arma, poderosa, terrible e intimidante.
En el primer tomo conocíamos a la familia Carlyle y su estructura, y en el segundo vimos el mundo fuera de la Familia, y el dolor y la sangre que cuesta ser parte de la organización. En este tercero podemos ver el mundo más allá de cada territorio, el mundo global, donde como reyes y reinas, gobiernan sobre todo, con sus reglas y sus embustes, sus mascaradas y sus deseos. Un análisis de la corrupción, de la manipulación, de lo podrido que acaba siendo el poderoso para seguir siéndolo.
Si habíamos visto un par de territorios y su estructura, Ruck y Lark amplian nuestra visión de este futuro apocalíptico con un vistazo a otro mundo, el que se aferra al control ya que n posee las facilidades de los Carlyle, Hock es viejo, no es inmortal como sus enemigos. Por ello su reino está controlado hasta la extenuación, Rucka nos muestra una población aturdida por las drogas como describía Huxley, pero dominado con falsa publicidad, con un estado cariñoso y un enemigo odioso y malvado, como en l obra de Orell, 1984. Influencias muy directas, pero que vemos sólo en unos detalles, unos retazos, en lugar de esconderlo lo muestra abiertamente, porque para dominar a la población, no vale un método u otro, mezclarlos hace al tirano más poderoso.
Todo esto lleva a un camino difícil, vemos como se entablan luchas abiertas, como amistades peligran y los sentimientos pueden acabar siendo un riesgo que no se puede correr. Forever lucha por su familia, pero tiene dudas, empieza a creer que no es una Carlyle, y eso es peligroso para todos. Solo en pequeños momentos le es permitido ser humana de verdad, y a veces porque es útil para la familia, y es en esos momentos cuando la mujer descubre maravillas que siempre supo que existían, pero nunca probo, como un simple beso.
Greg Ruck aumenta el nivel de su obra con más personajes, con más territorio, con más subtramas, y lo hace poco a poco y con habilidad. Muchas cosas tienen que ocurrir, y los personajes cambian con la historia, maduran en el caso de Forever, y se muestran como son en el caso de su padre. Gran desarrollo, gradual, pero no lento, complejo, pero no espeso, un placer para el lector.
Y si Rucka está en plena forma, Michael Lark le planta cara de forma complementaria, y convierte sus palabras en imágenes poderosas. Desde los diálogos entre personajes que muestran en pequeños detalles y gestos mucho más que con palabras, a la gran pelea final, con una composición de página y una coreografía de lucha de las que en el cine dan lugar a grandes duelos en las películas de aventuras y artes marciales. Apoyado por un color potente, que juega con los tonos grises y marrones, con una paleta cromática que convierte los trazos de Lark en un desfile impactante de acción, pero que puede dotar de introspección e intimidad unas simples viñetas que cuentan el primer beso de la protagonista.
Lazarus. Cónclave, demuestra que Rucka y Lark nacieron para trabajar juntos, han parido una de las mejores historias de ciencia ficción, acción, intriga, que trata sobre la familia y la identidad, y que no suelta al lector hasta que no acaba la última página.
Para leer el artículo completo sigue el enlace Reseña de Lazarus. Cónclave. ¿Eres de quien te concibió, o de quien te construyó?
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