Toda persona tiene un momento en su vida en el que hace balance de los acontecimientos pasados y de la repercusión de los mismos en su presente y su posible futuro. La juventud es una película que habla de estas reflexiones de una forma realmente conmovedora.
La gran belleza, ganadora del Óscar a Mejor película de habla no inglesa en 2014, es la película que nos hizo descubrir al director Paolo Sorrentino, cuyo trabajo hasta ahora había pasado desapercibido en nuestro país, y podemos considerarnos realmente afortunados de que haya sido así, porque esto nos permite disfrutar ahora de su nueva obra maestra La juventud, verdadera poesía visual.
Michael Caine encarna a un compositor y director de orquesta retirado que pasa unos días en un balneario acompañado de su hija (Rachel Weisz) y junto a su amigo (Harvey Keitel). Allí interactúan con el resto de los huéspedes, y poco a poco se van desvelando las preocupaciones que les martirizan y cómo se desarrolla el balance de cada situación. El balneario cumple su cometido como lugar de purificación donde los personajes desnudan y limpian su interior.
El elenco de actores, formado por Michael Caine, Harvey Keitel, Rachel Weisz, Paul Dano, Jane Fonda, Tom Lipinski, Poppy Corby-Tuech, Emilia Jones, Mark Kozelek, Rebecca Calder, Anabel Kutay, Ian Keir Attard y Roly Serrano, es inmejorable.
Resulta de especial interés el papel interpretado por Harvey Keitel, en el que hace de director de cine cuya trayectoria llega a su final. Está preparando el guion de la que será su última película y para ello se rodea de un equipo de jóvenes actores que participan en la gestación del argumento. Ver a actores cuyos personajes son actores y director, respectivamente, se vuelve un buen recurso para reflejar la propia preocupación de Sorrentino por las cuestiones pertenecientes al campo cinematográfico, abriéndonos las puertas a su mundo y facilitándonos un poco como espectadores la comprensión del mismo.
A pesar de la densidad del argumento y la gran carga emotiva, Paolo Sorrentino sabe equilibrar los momentos de reflexión profunda acompañándolos de ciertos toques de humor y proyecciones oníricas que nos introducen de forma creativa en la psicología de los protagonistas, manteniendo la atención del espectador en todo momento.
También se debe hacer mención al mimo con el que cuida la iluminación y la puesta en escena, además de la importancia clave de la música, obteniendo como resultado un filme de gran belleza estética.
Como se dice en un momento de la película, «las emociones son lo único que tenemos», por eso mismo debemos ver La juventud, para salir enriquecidos de esta experiencia que nos ayudará a comprender y amar la vida un poco más.
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