Estamos acostumbrados a aprender a hacer las cosas tal y como se nos enseña. Se nos cuenta que una fotografía hay que hacerla midiendo bien la luz, el encuadre adecuado, los paisajes bellos. El problema es que cuando un artista hace una obra de arte formalmente correcta, tal y como le han enseñado que debe ser, pierde precisamente ese algo que caracteriza a una obra de arte. La belleza de las “imperfecciones” y la improvisación dejan paso a lo predecible y a lo rutinario.
En Cut Bank (Matt Shakman, 2015) pasa algo similar: la historia es entretenida, pero no pasa de ser un thriller como otro cualquiera; le falta algo de intensidad y da la sensación de que su director y sus productores no han querido correr ningún riesgo, al hacer una película en la que todos los elementos que la componen se formulan para obtener un resultado exitoso. La narración es visualmente correcta y los planos están bien elegidos; además, el uso de la luz, el color y el enfoque tienen un papel importante que hacen de Cut Bank una película atractiva visualmente.
El protagonista de la historia, Dwayne McLaren (Liam Hemsworth), es un joven que se siente ahogado por su vida en el pequeño pueblo de Cut Bank, en Montana, y quiere marcharse con su novia Cassandra (Teressa Palmer) a la gran ciudad, a cambiar de vida y perseguir aspiraciones más ambiciosas que ser mecánico en el taller de su déspota suegro Big Stan (Billy Bob Thornton). Para marcharse de la ciudad necesitan dinero y Dwayne traza un plan poco consistente que se va truncando por culpa del azar al cruzarse en el camino de los intereses de un psicópata: Derby Milton (Michael Stuhlbarg). Dwayne se ve involucrado en una investigación criminal de la cual está a cargo el sheriff Vogel (John Malkovich).
La inclusión de John Malkovitch en el reparto actúa únicamente como reclamo, para atraer a más público del que podría tener si el papel de sheriff lo interpretase un actor sin tanto renombre, porque el personaje no encierra ninguna complejidad y cualquier otro actor podría haberlo interpretado con el mismo o mayor éxito. En cuanto a los personajes femeninos, su presencia es irrelevante, pues el único que destaca algo es el de Cassandra, la novia de Dwayne, pero retrata al tipo de joven americana cuya preocupación en la vida es conseguir el premio de miss de su pueblo, para ganar dinero y complacer a su novio, y a la que no se le hace completamente partícipe de llegar a comprender la situación real tal y como se ha desarrollado, en consideración hacia su condición de mujer. En general, los personajes no muestran mucha profundidad; si no te resulta agradable el exceso de emotividad, esta es tu película, porque no te hará reír a carcajadas ni tampoco llorar.
En conclusión final, diré que el largometraje es muy fácil de seguir, no requiere ningún esfuerzo por parte del espectador, el tiempo de duración está muy bien medida para que no llegue a resultar pesada y, al ser tan llevadera, su mensaje final con carga moralizante (“El dinero fácil es para los afeminados y los vagos”), que resulta muy pertinente en una sociedad azotada por la crisis financiera a nivel mundial, cala con más facilidad en el espectador.
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