Crítica de ‘Black Mirror: USS Callister’: Cuando la vida no es suficiente
Análisis de ‘Black Mirror: USS Callister’, episodio de la temporada 4 de ‘Black Mirror’. Esta crítica no contiene spoilers sobre el capítulo.
‘Black Mirror: USS Callister‘ es uno de los mejores episodios que he visto en las cuatro temporadas de la serie creada por Charlie Brooker. Lo que partía de la base de ser un bonito y nostálgico homenaje trekkie no se queda solo en una carta de amor de Brooker a un tiempo pasado que no volverá. En absoluto. El genuino creador de ‘Black Mirror‘ propone un trascendental, eficiente y tecnológico juego audiovisual que nos devuelve a los mejores momentos de la serie y que, sin lugar a dudas, nos regala el mejor episodio de la temporada 4 que está a punto de llegar a Netflix.
En esta oda a los videojuegos llamada ‘Black Mirror: USS Callister’, Charlie Brooker inventa una salida de emergencia para un humano al borde del abismo donde las cuestiones divinas y la creación asfixian al resto de protagonistas.
Este episodio, ‘Black Mirror: USS Callister‘, es una de las odas al mundo del videojuego más alucinantes que he visto en toda mi vida. ‘USS Callister‘ te arroja y moldea un mundo exactamente igual que el nuestro. La vida aquí sigue siendo una absoluta mierda con la cual no merece perder ni un segundo. Pero este episodio de ‘Black Mirror‘ busca una salida de emergencia para un protagonista totalmente perdido y alienado. Fuera de sí, encuentra en algo similar al NerveGear de ‘Sword Art Online‘ la herramienta perfecta para escaparse y para moldear su propio mundo.
Ese molde prefabricado al que somete la dimensión alternativa baila a medio camino entre la imaginación más psicotrópica, burda y esperpéntica como la de “Joe, el bárbaro” de Grant Morrison y la majestuosa obra de arte llamada ‘El show de Truman‘. El concepto de Dios, en mayúsculas, se explora aquí con una sutileza impenetrable. Brooker no quiere que un creador, su paradójicamente creación, esté por encima del individuo o los individuos. Y por eso deja fuera el debate de la divinidad al que sí juega Ridley Scott con David en ‘Alien: Covenant‘ para centrarse en una postura más nietzscheana.
En ‘Black Mirror: USS Callister’ el tablero de ajedrez solo está compuesto por un rey y muchos peones.
Porque, en última instancia, es la vida humana y la búsqueda de la individualidad y de la satisfacción personal por encima del resto lo que se nos expone aquí. Este tablero de ajedrez solo tiene un rey y muchos peones. Y la verdad es que el regusto de lo que hace o deja de hacer ese dios omnipotente con el resto de sus creaciones no es amarga. Da igual que la violencia, la prepotencia y la mano dura que presenta el creador sobre los creados pueda revolverle el estómago a más de uno. Pregúntate qué es lo que ha llevado a este creador, en la vida real, a ejercer este tipo de comportamiento.
Es entonces cuando la venganza, como sucede con ‘Black Mirror: Black Museum‘, hace acto de presencia. Y cuando entendemos que nosotros también podríamos llegar a hacer eso si se nos diera la opción y nos encontráramos en la misma situación.
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