‘Crononautas’ cuando juguetear con el tiempo es divertido
El tiempo, la frontera que el hombre no ha logrado romper, pero ahora es posible hacerlo. Observar los grandes momentos de la humanidad, descubrir los grandes misterios de la historia, pasar la mayor juerga en los locos años veinte, ser rey en la edad antigua. Ah, ¿que esto último no era la idea? Pues para Mark Millar y Sean Murphy si, y por eso convierten el momento más importante de la historia en una loca comedia de acción a través de las eras, y dejando todo hecho un desastre ya que está.
Todo está preparado para viajar en el tiempo, Corbin Quinn ha gastado su vida en ellos, ha perdido todo lo que podía importarle para hacer realidad el sueño, y ha dejado que los momentos importantes pasen sin él. Pero cuando accidentalmente se pierde todo cambia. Su rescate, de manos de su alocado y mejor amigo Danny Reilly, descubre que aunque su sueño se ha cumplido, ha decidido aprovecharlo, ahora es rey del tiempo, de varios tiempos en realidad. Pero lo bueno acaba, y al final toca pagar la cuenta, y cuando es en tantos tiempos, los palos son muchos, y más grandes contra más has abusado. Y eso, acaba siendo divertido para el lector.
Millar usa el viaje temporal como excusa, no esperéis nada científico, ni explicaciones complicadas, viajan en el tiempo y siguen un par de reglas, ahí acaba la ciencia y empieza la ficción. Y se las arregla para contar una historia gamberra de dos amigos creyéndose los reyes del mundo, y pasándolas canutas cuando abusan demasiado y acaban recibiendo lo que siembran. Como si de un Doc y un Marty gamberros y traviesos se trataran deciden vivir la vida a tope. Pero los problemas llegan, y toca madurar ante esta “edad del pavo” que sufren al estar embriagados de poder. Y así Millar retoma un tema que le gusta, la responsabilidad sobre lo que hacemos, el poder corregir los errores, y sobre todo, ser felices. Final muy edulcorado, algo que el escocés acostumbra a hacer últimamente, pero que cierra esta historia para dejar un buen sabor de boca.
No es una historia complicada, no se mezcla con paradojas, deja que la simpleza del rebobinar y adelantar lleve las acciones, y así no tiene que explicar nada, deja que la historia tenga sus momentos de “viaje temporal”, pero en realidad escribe una peli de acción, con persecuciones, traiciones, batallas, peleas y mujeres despampanantes. Su relación con el cine se nota, es una historia que podría perfectamente adaptar a la gran pantalla.
Y si la historia no es compleja, el dibujo es otro cantar. Sean Murphy es un autor que llena de rayas y líneas su arte, lo llena y lo hace complejo, hermoso y barroco a veces. En este caso, se deja llevar por la locura de Millar, y se esfuerza en la velocidad y de los grandes planos generales, llenos de acción. No hay secuencias íntimas de diálogos, toda conversación es enorme, hasta que la historia pasa a tratar sobre reparar errores, donde aparece ese autor que vacía sus viñetas para dejar que sean los personajes los que hablen con sus gestos.
Crononautas es un divertimento puro y duro, no busca ser ciencia ficción compleja, busca ser una película de aventuras un poco descerebrada, y lo logra con creces. Cada capítulo es una locura en la que los protagonistas disfrutan, incluso cuando van a morir, y eso hace al lector disfrutar. No ganara premios, pero da entretenimiento de sobra para una buena tarde de lectura.
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