I Fink u Freeky and I Like It. Este tema musical del grupo Die Antwoor suena en la gran pantalla y la contradicción está servida, porque eso es lo que vemos en la película: un monstruo con el que no podemos evitar simpatizar.
Las personas con problemas de adaptación social sufren y provocan sufrimiento a los que les rodean. Ante este tipo de problemas, el sistema suele tirar la toalla y mirar para otro lado, pero siempre hay alguien que intenta ayudar a aquellos que están perdidos, que no saben lidiar con su frustración y canalizan sus energías y emociones de forma negativa dejándose arrastrar por la ira y la falta de objetivos.
La cabeza alta (Emmanuelle Bercot, 2015) es un claro homenaje, bastante idealizado, a la labor social que realizan las personas que trabajan en las instituciones de reinserción de los individuos en la sociedad. Su carácter comprometido con un problema social de actualidad a nivel general ha dado como resultado que fuese la película elegida para la apertura del Festival de Cannes en su 68º edición, haciendo que su directora, Emmanuelle Bercot, sea una de las pocas mujeres cuya película ha sido la elegida para dar comienzo al Festival (con Diane Kurys como único antecedente en el año 1987).
La manera en la que está rodada, con planos cercanos y el movimiento de la cámara, hacen partícipe al espectador de la historia que está presenciando: la de una madre (Sara Forestier) cargada de contradicciones y desbordada por su condición de madre soltera, toxicómana, incapaz de responsabilizarse de sus acciones y, por lo tanto, incapaz de inculcar unos valores y una educación a un niño cuya custodia cabalga entre las instituciones de menores y su hogar familiar, dando como resultado a un adolescente problemático (interpretado por Rod Paradot) que, a los 16 años, ya es un delincuente juvenil cuyo caso está bajo la supervisión de una jueza (la veterana actriz Catherine Deneuve), que intenta reconducir su vida con ayuda de un educador (Benoît Magimel) para evitar que el joven finalmente termine en la cárcel.
Todos los personajes están interpretados desde una perspectiva que muestra su lado más humano, dotando a la película de una gran carga emotiva que se ve potenciada por el tema de música clásica de Franz Schubert Piano Trio In E Flat, Op. 100 (adaptado por Éric Neveux) y que suena en momentos clave, resaltando el dramatismo de las escenas en cuestión. No es la única película en la que puede escucharse esta melodía, ya que ha sido utilizada anteriormente por Stanley Kubrick en Barry Lyndon (1975) o por Michael Haneke en La pianista (2001).
En conclusión, La cabeza alta es sumamente recomendable para todas aquellas personas que disfruten con un tipo de cine que trate temas de actualidad desde un punto de vista comprometido y dramático sin llegar a caer por ello en el morbo o la exageración.
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